LA REPÚBLICA (509 a.C. – 27 a.C.)
Tras la caída de la monarquía, el poder de Roma recayó sobre el Senado, concretamente sobre los patricios (los jefes de las familias más
prestigiosas), que habían sido elegidos por el pueblo.
Tarquino el soberbio dejó tan mal recuerdo que la
República fue diseñada para que ningún hombre tuviese poder absoluto y se creó
uno de los primeros lemas políticos de la historia: SPQR (Senatus Populusque Romanus, “El senado y el
pueblo romano”), que remarcaba que el poder de Roma estaba en las manos del
Senado y del Pueblo. Los patricios disfrutaban de unos cuantos privilegios
(como desempeñar cargos públicos), que los plebeyos solo podían soñar.
El 494 a.C. es el año que, posiblemente, marca
la primera huelga de la historia: los plebeyos dejaron de
cultivar, comerciar y servir en el ejército amenazando con no volver a sus
tareas hasta que no se reconocieran sus derechos. La ciudad, sin los verdaderos
trabajadores, quedó rendida al caos y el Senado tuvo que acceder a las
peticiones de los plebeyos. Se decidió crear un nuevo ordenamiento
institucional llamado ’los Tribunos de la Plebe’, unos
magistrados de origen plebeyo que tenían derecho de veto sobre cualquier
resolución del Senado.
En 451 a.C. los plebeyos ganaron otra batalla:
la Ley de las Doce Tablas, la primera ley escrita de Roma que
regulaba la convivencia del pueblo romano.
Estos años fueron todo un ejemplo de que la unión hace la fuerza.
Las primeras guerras
Roma ya ejercía un gran poder sobre las demás ciudades latinas y
unos cuantos privilegios sobre ellas. Comenzó así una época de guerras (latinas
y samnitas) que Roma ganó sin parar. En todas las batallas Roma demostraba
fuerza, ambición y determinación. Estaba naciendo el ejército más fuerte que la historia había conocido.
La I Guerra Púnica
Roma comenzó a ganar territorios y a poner el ojo
más allá del Lacio. En 272 a.C., cuando la colonia griega de Tarento fue
conquistada, Roma dominaba ya toda la Península Itálica y, no teniendo más
tierras que conquistar, comenzó a soñar en cruzar el Mediterráneo.
Cartago, en la actual Túnez, con su enorme puerto, tierras
fértiles y localización estratégica, no solo era una de las ciudades más
prósperas del momento, sino que los cartagineses comenzaron a expandirse hasta
llegar a Sicilia. La ciudad de Mesina decidió pedir ayuda a los romanos y estos
enviaron a sus soldados. Corría el año 264 a.C. y comenzaban las Guerras
Púnicas que decidirían el futuro de Occidente.
Y sí, como bien puedes imaginar tras 20 años y 1
guerra sanguinaria, los romanos consiguieron hacerse con Sicilia y con unos acuerdos increíblemente
beneficiosos: Cartago se comprometió a no atacar nunca más a Roma ni a sus
aliados y además tuvo que pagar una indemnización millonaria (en dinero, bienes
y tierras). Fue entonces cuando los cartagineses se extendieron por las tierras
de Hispania, fundando Cartago Nova (Cartagena en la
actualidad).
La II Guerra Púnica
Cuando Cartago decidió invadir Sagunto, aliado de Roma, inevitablemente comenzó la II
Guerra Púnica. Aníbal, un valiente general cartaginés
tuvo un plan chiflado y al mismo tiempo grandioso. Juntar un ejército jamás
visto, partir desde Cartago Nova, cruzar los Alpes (acompañado por unos cuantos
elefantes), hacer que las poblaciones bajo el dominio romano se rebelasen y con
su ayuda destruir Roma.
En 218 a.C. consiguió, no sin haber perdido muchos
hombres, cruzar las Alpes y sobrevivir a su inverno. Ayudado
por los Galos del norte de Italia (que eran un pueblo de bárbaros) ganó
diferentes batallas, aunque cuanto más al sur llegaba, los pueblos se revelaban
más fieles a Roma.
Una de las peores batallas para
Roma fue en Canne, donde fue derrotada brutalmente. Cayeron en la
trampa del magnífico estratega militar Aníbal, y cuando este tenía a huevo el
asalto a Roma, incomprensiblemente paso de largo hacia el sur, conquistando
otros territorios.
Gran error, le dio tiempo a Roma para reconstruir
un gran ejército y, guiados por un joven general (Publio Cornelio Escipión)
decidieron cambiar la estrategia de la guerra. En lugar de centrar todas sus
fuerzas ‘en casa’ comenzaron unas batallas cerca de Cartago,
forzando a Aníbal a abandonar tierras romanas para regresar y defender su
patria.
Aquí, en Zama, los romanos
consiguieron derrotar a Aníbal y Cartago por segunda vez. Corría el 202 a.C.,
los cartagineses tuvieron que ceder Hispania a Roma, y renunciaron a expandirse
más allá de África ni comenzar ninguna guerra sin el permiso de Roma.
La III Guerra Púnica
Roma vivía un periodo de paz, sin embargo, la
ciudad de Cartago y su pueblo reemprendió su actividad comercial y volvió a ser
próspero. Con ello, continuaba el temor de que los cartagineses decidieran
reclamar todo lo que, en un tiempo, era suyo. Catón, un senador famoso
por su inteligencia y retórica, no perdía ni una ocasión para exponer que
Cartago debía ser destruida por completo.
En 147 a.C. Escipión declaró de nuevo la guerra a
Cartago, saqueándola, quemándola y arrasándola hasta
dejarla en sus cimientos. La que antaño fue la más grande potencia del
Mediterráneo quedó sepultada bajo el recuerdo: Roma había exorcizado su pasado
y era la dueña absoluta del Mediterráneo.
ACTIVIDAD
1.
COPIAR LAS DIFERENCIAS Y SIMILITUDES ENTRE LA
REPUBLICA DE ROMA Y LA DE COLOMBIA
2.
SEGÚN EL TEXTO ESCRIBA 5 CAUSAS DEL IMPERIO DE ROMA