lunes, 27 de septiembre de 2021

TEMA: LA REPÚBLICA DE ROMA SEMANA 32 Y 33,34

 


 



LA REPÚBLICA (509 a.C. – 27 a.C.)

Tras la caída de la monarquía, el poder de Roma recayó sobre el Senado, concretamente sobre los patricios (los jefes de las familias más prestigiosas), que habían sido elegidos por el pueblo.

Tarquino el soberbio dejó tan mal recuerdo que la República fue diseñada para que ningún hombre tuviese poder absoluto y se creó uno de los primeros lemas políticos de la historia: SPQR (Senatus Populusque Romanus, “El senado y el pueblo romano”), que remarcaba que el poder de Roma estaba en las manos del Senado y del Pueblo. Los patricios disfrutaban de unos cuantos privilegios (como desempeñar cargos públicos), que los plebeyos solo podían soñar.

El 494 a.C. es el año que, posiblemente, marca la primera huelga de la historia: los plebeyos dejaron de cultivar, comerciar y servir en el ejército amenazando con no volver a sus tareas hasta que no se reconocieran sus derechos. La ciudad, sin los verdaderos trabajadores, quedó rendida al caos y el Senado tuvo que acceder a las peticiones de los plebeyos. Se decidió crear un nuevo ordenamiento institucional llamado ’los Tribunos de la Plebe’, unos magistrados de origen plebeyo que tenían derecho de veto sobre cualquier resolución del Senado.

En 451 a.C. los plebeyos ganaron otra batalla: la Ley de las Doce Tablas, la primera ley escrita de Roma que regulaba la convivencia del pueblo romano.

Estos años fueron todo un ejemplo de que la unión hace la fuerza.

 Las primeras guerras

Roma ya ejercía un gran poder sobre las demás ciudades latinas y unos cuantos privilegios sobre ellas. Comenzó así una época de guerras (latinas y samnitas) que Roma ganó sin parar. En todas las batallas Roma demostraba fuerza, ambición y determinación. Estaba naciendo el ejército más fuerte que la historia había conocido.

 La I Guerra Púnica

Roma comenzó a ganar territorios y a poner el ojo más allá del Lacio. En 272 a.C., cuando la colonia griega de Tarento fue conquistada, Roma dominaba ya toda la Península Itálica y, no teniendo más tierras que conquistar, comenzó a soñar en cruzar el Mediterráneo.

Cartago, en la actual Túnez, con su enorme puerto, tierras fértiles y localización estratégica, no solo era una de las ciudades más prósperas del momento, sino que los cartagineses comenzaron a expandirse hasta llegar a Sicilia. La ciudad de Mesina decidió pedir ayuda a los romanos y estos enviaron a sus soldados. Corría el año 264 a.C. y comenzaban las Guerras Púnicas que decidirían el futuro de Occidente.

Y sí, como bien puedes imaginar tras 20 años y 1 guerra sanguinaria, los romanos consiguieron hacerse con Sicilia y con unos acuerdos increíblemente beneficiosos: Cartago se comprometió a no atacar nunca más a Roma ni a sus aliados y además tuvo que pagar una indemnización millonaria (en dinero, bienes y tierras). Fue entonces cuando los cartagineses se extendieron por las tierras de Hispania, fundando Cartago Nova (Cartagena en la actualidad).

 La II Guerra Púnica

Cuando Cartago decidió invadir Sagunto, aliado de Roma, inevitablemente comenzó la II Guerra Púnica. Aníbal, un valiente general cartaginés tuvo un plan chiflado y al mismo tiempo grandioso. Juntar un ejército jamás visto, partir desde Cartago Nova, cruzar los Alpes (acompañado por unos cuantos elefantes), hacer que las poblaciones bajo el dominio romano se rebelasen y con su ayuda destruir Roma.

En 218 a.C. consiguió, no sin haber perdido muchos hombres, cruzar las Alpes y sobrevivir a su inverno. Ayudado por los Galos del norte de Italia (que eran un pueblo de bárbaros) ganó diferentes batallas, aunque cuanto más al sur llegaba, los pueblos se revelaban más fieles a Roma.

Una de las peores batallas para Roma fue en Canne, donde fue derrotada brutalmente. Cayeron en la trampa del magnífico estratega militar Aníbal, y cuando este tenía a huevo el asalto a Roma, incomprensiblemente paso de largo hacia el sur, conquistando otros territorios.

Gran error, le dio tiempo a Roma para reconstruir un gran ejército y, guiados por un joven general (Publio Cornelio Escipión) decidieron cambiar la estrategia de la guerra. En lugar de centrar todas sus fuerzas ‘en casa’ comenzaron unas batallas cerca de Cartago, forzando a Aníbal a abandonar tierras romanas para regresar y defender su patria.

Aquí, en Zama, los romanos consiguieron derrotar a Aníbal y Cartago por segunda vez. Corría el 202 a.C., los cartagineses tuvieron que ceder Hispania a Roma, y renunciaron a expandirse más allá de África ni comenzar ninguna guerra sin el permiso de Roma.

 La III Guerra Púnica

Roma vivía un periodo de paz, sin embargo, la ciudad de Cartago y su pueblo reemprendió su actividad comercial y volvió a ser próspero. Con ello, continuaba el temor de que los cartagineses decidieran reclamar todo lo que, en un tiempo, era suyo. Catón, un senador famoso por su inteligencia y retórica, no perdía ni una ocasión para exponer que Cartago debía ser destruida por completo.

En 147 a.C. Escipión declaró de nuevo la guerra a Cartago, saqueándola, quemándola y arrasándola hasta dejarla en sus cimientos. La que antaño fue la más grande potencia del Mediterráneo quedó sepultada bajo el recuerdo: Roma había exorcizado su pasado y era la dueña absoluta del Mediterráneo.

 

ACTIVIDAD

1.    COPIAR LAS DIFERENCIAS Y SIMILITUDES ENTRE LA REPUBLICA DE ROMA Y LA DE COLOMBIA

2.    SEGÚN EL TEXTO ESCRIBA 5 CAUSAS DEL IMPERIO DE ROMA

 

 

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